domingo, 17 de febrero de 2013

Stop

Quiero encontrarme con el solaz. Pienso que la palabra es insuficiente. Lo fue en su día, pero dudo, y basta dudar para que las circunstancias avasallen. Quizá sean siempre necesarias para marcar el camino, pero creo que para recorrerlo hay que ser una emoción, una sensación. Que el camino se hace en silencio. Silente, mejor. Un camino tranquilo, relajado, distendido, silencioso. Paz. Quiero que acabe esta guerra incierta. No me importan las batallas ganadas ni el terreno recortado, ni la experiencia de los años ni las debilidades del enemigo. Sólo quiero solaz. Claudicar. Dejarlo todo e irme. Dejarlo todo y regresar. Retornar, volver sobre mis pasos, como Manolo García, pero los míos, los hechos por estos pies de griego, no los de mi padre, como pretendía el barcelonés. Escapar del alucinamiento y del espejismo intermitente, todo lo más que ofrecen las tinieblas del olvido. Como Jean Valjean, responderme quién soy, con todos los números. Quiero ver esos ojos estrábicos mirarme desde la aurora de mis tiempos hasta el ocaso del ayer. Who am I. ¿Un náufrago amnésico? La lengua española diferencia mediante los copulativos "ser" y "estar" el matiz aristotélico entre la esencia y el acto. Quién soy yo. Estoy naufragado. Y estoy amnésico. Pero quién soy yo. "¡¿Quién soy yo!? ¡24601!"

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