Allá abajo, cada vez más lejos, van las luces del ayer, copos de nieve inertes manchados con mi sangre.
Cuando me asaltaron servían a un ecléctico suburbio americano al que habían amputado sus raíces. Recorriéndolo, de paso, pensé en las mías, adheridas a una tierra ardiente cuarteada por la aridez, y al fin vi que hubo tiempos en que ellas no estaban, tiempos en que las horas eran más largas y la muerte o el pasado no existían.
Me susurra la brisa del cavilar desbocado que aquellos tiempos sin pasado son ahora el mío, mar llovido, huésped y capilla de aquellas luces en procesión que apenas son ya vagos destellos en el horizonte.
"Me susurra la brisa del cavilar desbocado que aquellos tiempos sin pasado son ahora el mío, mar llovido, huésped y capilla de aquellas luces en procesión que apenas son ya vagos destellos en el horizonte". Leerte es ver la evolución de lo que sientes y piensas, y me parece un hecho muy intenso.
ResponderEliminarCuídate.
Cuando rebosa intensidad, precisamente, es cuando lo escribo. Si no lo hiciera tendría que pintar, o componer, o echar a correr.
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