domingo, 11 de marzo de 2012

Claroscuro

Allá abajo, cada vez más lejos, van las luces del ayer, copos de nieve inertes manchados con mi sangre. 
Cuando me asaltaron servían a un ecléctico suburbio americano al que habían amputado sus raíces. Recorriéndolo, de paso, pensé en las mías, adheridas a una tierra ardiente cuarteada por la aridez, y al fin vi que hubo tiempos en que ellas no estaban, tiempos en que las horas eran más largas y la muerte o el pasado no existían.
Me susurra la brisa del cavilar desbocado que aquellos tiempos sin pasado son ahora el mío, mar llovido, huésped y capilla de aquellas luces en procesión que apenas son ya vagos destellos en el horizonte.

2 comentarios:

  1. "Me susurra la brisa del cavilar desbocado que aquellos tiempos sin pasado son ahora el mío, mar llovido, huésped y capilla de aquellas luces en procesión que apenas son ya vagos destellos en el horizonte". Leerte es ver la evolución de lo que sientes y piensas, y me parece un hecho muy intenso.

    Cuídate.

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  2. Cuando rebosa intensidad, precisamente, es cuando lo escribo. Si no lo hiciera tendría que pintar, o componer, o echar a correr.

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