sábado, 2 de marzo de 2013

Aunando interminables

Aún no se ha vaciado por completo la verde papelera que hay al lado de mi cabezal y ya le ha caído el primer carozo roído de manzana. Aún no se ha cumplido una semana desde que bajé la cabeza y eché a correr delante de la rutina hacia el sabor de agua de la displicencia y ya me ha dado alcance a causa de mi habitual condescendencia. Aún soslayan mis ojos, heredando una atención agónica, los pasos perdidos de veinte años de soledad. Y lo que pesan en el pecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario