martes, 27 de marzo de 2012

Teseracto

 Pablo Picasso. Paisaje con un puente. Imagen extraída de:http://www2.ups.edu/faculty/velez/Orfeo/span202/Lindy/bridge1909.jpg

Eran dos que se decían poemas, sin verse. La noche se extendía a golpe de imprecisas manecillas y el día llegaba antes de hora, tirando de los párpados, hundiendo los cuerpos en sus lechos. La noche, aunque lata y encantada, no daba sueños.
Un poema decía así:

Melancolía,
el burgo que soñamos,
la plaza de amor,
quedara en las nubes;
lo olvidó mi corazón.

Otro, la repuesta, como sigue:

No hubo sueño,
que libres nos portara
a burgo en cuestión
mas si lienzos que pintar
de calles y ventanas
de fuentes y campanas
que en la vigilia
cantaran nuestra plaza.

Aunque acaso fueran dardos como de cazador, los poemas, sinceros, se confabularon con los hados escribientes y causaron tres ciudades. De las tres, cada una era distinta, con sus avenidas, sus casas, sus templos, sus miradas; y aún las tres eran la misma.

Urbe sagrada
vestigio del pasado
allende el cielo
no te veo, ni siento,
mas te intuyo, tras los sueños.

viernes, 23 de marzo de 2012

Amarillo

Se difumina el bosquejo, algo atrás. Las líneas, como encantadas por la melodía de un punji, emergen siseantes del papel y nos envuelven, distintas, asombrosas. Ahora no se pensó, pero se disfruta más, si cabe, que si se hubiera vaticinado, o que si hubiera sido tal como ideamos. De pronto llueve una cita, y por ella brotan en las entrañas nuevas sendas, nuevos ritos, horizontes paralelos; o se improvisa una acción, e ignorando los ladridos del gigante moralista, se bebe de la fuente ofrecida, del presente que él nos da.
El antes carboncillo en filas es ahora la cordialidad de una flor que se ve marchita pero que desborda vida por los surcos de su piel; es la casa amarilla de la esquina, abuelo; es la delicadeza de un amor desesperado que irradia luces; es un rostro atávico que cruza por delante, un momento; es la sombra de una mujer que envejece veinte años en lo que duran quince pasos; es el azar, la sorpresa, la ilusión, la nada que quiere llenarse, inundando mi cuerpo hasta los dedos, desbordándose por la fina membrana que son mis yemas hasta plasmar libelos, de música, de pintura, de vida, en alguna pared, también con sus ladrillos, con su historia, con su final...

domingo, 18 de marzo de 2012

Tan lejos

 Venus y Júpiter desde las afueras de Turín. Foto de Stefano de Rosa. Imagen extraída de: http://stefanoderosa.com/2012/02/25/moon-venus-and-jupiter-over-the-avigliana-castle/

Penden, y brillan, dos borlas del velo. Se ven amantes separados por la fatalidad. Y no dejan de serlo, mas no como se espera; una desea al otro, y el otro se ama a sí.
Coqueta, ella se contonea a fin de provocar; él, ufano y orgulloso, hincha su pecho brillante forzando viejos esplendores.
Son Venus y Júpiter. Tan lejos, tan distintos, perdidos en la inmensidad del reflejo del mar. Y a la vez tan cerca, ahí, tras el muro de la indiferencia.

Bajo el ritual paseábamos por los puentes improvisados que tiende una conversación. Sólo un rato. Tú, al otro lado del río, eclipsabas con tu luz el firmamento y hacías de mí un amante deslumbrado que gozaba enajenado; que olvidaba, apenas cuanto dura un instante, la aflicción de la distancia. Allá arriba, metafóricos, ellos dos nos recordarían que por muy cerca que estuviéramos, siempre estaríamos lejos.

Un amigo, en su lejanía, en su indefinición, en su ensimismamiento, vale una vida. Pero tú vales la eternidad que mereces.

domingo, 11 de marzo de 2012

Claroscuro

Allá abajo, cada vez más lejos, van las luces del ayer, copos de nieve inertes manchados con mi sangre. 
Cuando me asaltaron servían a un ecléctico suburbio americano al que habían amputado sus raíces. Recorriéndolo, de paso, pensé en las mías, adheridas a una tierra ardiente cuarteada por la aridez, y al fin vi que hubo tiempos en que ellas no estaban, tiempos en que las horas eran más largas y la muerte o el pasado no existían.
Me susurra la brisa del cavilar desbocado que aquellos tiempos sin pasado son ahora el mío, mar llovido, huésped y capilla de aquellas luces en procesión que apenas son ya vagos destellos en el horizonte.

martes, 6 de marzo de 2012

La sombra que proyecta el Eco.

 Eco y Narciso, Waterhouse. Disponible en: https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijmE258ZPrj_NDYBBhMDDVag6-br9vkiP6795n2Dwbx5JKC59AHDPm-xYFK1VpxSSimMLy3uqyuxDJgs6kcBTizBDPdIrXzkufyPb4sx9V638RaFBbzRB1-zmnTWnYnfCbCH31GbGRXjQ/s1600/Waterhouse-Echo_and_Narcissus.jpg

Ausente, con esa inconsciencia que hace la monotonía, comprimes el cigarro sobre la moqueta gris que cubre el cenicero. La otra mano, cuyo codo hace de cimiento, soporta obediente la cabeza ladeada, tierra prolífica de cabellos que emanan, supongo, un aroma de rosas. Pende de la siniestra tu pierna derecha, montada con abuso sobre su hermana, gesto florido, hipnótico, muy vuestro. Una marabunta sin rostro alguno hace su camino a la vera del tuyo, pero lo ignoras tanto como lo que pudo haber sido. No me ves, por tanto, llamarte con ternura desde el mirador de la silla de en frente a la puerta de tus ojos. La mesa es cuadrada, azul... ¿lo ves? Tócala, siente su rugosidad acariciar las yemas de tus dedos mientras sube por tu piel el cosquilleo de la sensación. Es real, sí. Olvida todo lo que suponemos, olvida la historia, vuelve a aquél ser marginal que sufrió el amor careciendo de la otra mitad. Apártate del tedio, del hastío de la ceguera crónica, y mírame. Estoy. Quizá no aquí, ni ahora. Pero sí en otro lugar, en otro tiempo. En otro posible que se quedó en eso. En otro universo donde lo posible son mis manos llorando letras y lo real, un servidor secando las lágrimas de tu hermosura. ¿Estás tú aquí, impotente al no poder cerrar el grifo de mi alma? Quiero verte, pero mis ojos son mundanos y no trascienden lo circunstancial. Pero prometo, amor, sentirte allá, en el punto difuso de lo contingente donde coincidimos, donde quizá las canciones no terminen y los niños no lloren la pena de sus madres; donde, acaso, se te ocurra pensarme un instante y muera ahogado en las aguas de tu olvido.

Wish you were here, Pink Floyd. Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=1VgC6eppxuU

domingo, 4 de marzo de 2012

Déjà vécu


De súbito sentí. Lo sentí. Luces, colores, el murmullo uniforme de las voces… todo se me entregaba con plenitud, permeando allende mis umbrales hasta el tuétano. También la pareja que subía a duras penas el único peldaño de la tarima. No hubo expectación, pero sí un desborde de lágrimas que arrasó con las presas de la indiferencia. Y no fue entonces cuando lo sentí, el momento, el instante, la vida, lo que es, pero quizá aquello destruyera todo obstáculo entre el fondo y lo sensacional. Algo después se me apareció él por sí solo en todo su esplendor, en toda su magnificencia. Desnudo, quedé prendado. Pensé que desde algún lugar y tiempo donde en verdad estaba recordaba todo aquello con tanta intensidad que sentía que volvía a vivirlo. Me supe viejo, acabado, indefenso ante el rodillo de las horas. La nostalgia por aquel momento que recordaba en perfecta simultaneidad con su existencia y percepción inundó mis ojos.
 -Míralo, si se ha emocionado… -apuntó divertida la voz de otro comensal.
-Por enésima vez tengo la oportunidad de vivir este momento eterno –quise responder-. Por enésima vez vuelvo aquí, al ahora, al fluir, a la vida. Por enésima vez me abandona, aburrida, la muerte, ahora acaso sentada en la barra de algún bar, esperando que calle la canción y volvamos, una vez más, a la mar.