domingo, 20 de septiembre de 2015

Una radio en la cabeza

Juegan, bailan, vienen y van, las notas del teclado electrónico de Thom Yorke, o del encantador que pulse las teclas, no sé por quién compuestas. Guess Again. Se siente como un renacer, como un volver a latir, como un haberlo dejado ya todo atrás y haberse de nuevo puesto en marcha. Guess Again. Suenan a flauta, a vibración, a latidos, a tarde, a belleza, a vámonos. 
Luego aparece la impotente voz de Yorke en You and whose army, el sobrecogimiento, la decadencia, la indignación, la resignación; y progresivamente la epicidad de la crítica, de la lucidez, de la acusación. We rise tonight ghost horses. La puta mentira. El engaño infinito. Cómo crece la canción, cómo enseña. 
Reckoner. La belleza, la vida, el mundo. Dedicada a todos los seres humanos. Mi alma dedicada a sentirte, Reckoner, tan trascendental, tan presente, tan profunda, tan apaciblemente bella. Eres la única. Mi vida concentrada y latente en un vaso de vino más y esta canción; la canción. Llévame como me llevas. Dedicated to all human beings. Se siente, Yorke. 
Everything in it’s right place. El inicio, la creación. El abrir los ojos. El ver; todo en su lugar correcto. Las notas de la lucidez; las notas del despertar. Wake up! Rage against the machine. Rage against the machine. «Rabia contra la luz que se esconde». Contra la mentira; rabia profunda. 
«Todo es Coca Cola», mierda. «Todo es Coca Cola». Me asquea esta red de codicia y estupidez. Planet Telex.

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