Pretendía componer un haiku, o un tanka, después de tanto. Pero algo tan bello, para algo tan hediondo, es degenerar. Sólo quiero denunciar las luces de epilepsia; el atropello maquillado, como la reincidencia de una carraca pintada; la compresión de la humanidad en sus replicantes altaneros, lujuriosos, horteras. Un garito psicodélico, enrojecido como un prostíbulo, acompasado por tus sesenta, animó a mi decadente pensamiento y valió la noche. También, conversaciones, destellos, algo.
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