miércoles, 5 de febrero de 2014

Fantasías

Hace más de un año, alguien vendió, donó o almacenó una edición de Planeta de 1986 de una traducción de Luis Gil de 1963 de El Banquete. Hace menos, pero, todavía, más de un año, compré ese libro. Su inmediata lectura resulta, hoy, intrascendente. Un año después, la necesidad de leer el fragmento de Diotima sirve como excusa para recorrer sus páginas, espero (en vano), con algo más de notoriedad. Al llegar a la página 42, Sócrates comienza el relato de Diotima; en la 43, su esquina superior está doblada. Alguien, hace más de un año, marcó el fragmento que yo esperaba hasta hace unos minutos; acaso también lo buscaba; acaso, y aquí se desata la fantasía nocturna y borgiana de mis reincidentes soledades, esa búsqueda, y la mía, fuera el reflejo enésimo de otras desde su generación de 1986. La identidad de esos suplentes, de esos caminantes de libros, se ignora; como ignoraría, y ha de ignorar, mi sucesor en la cadena, sueño, imparable, de búsquedas y encuentros; de muerte y resurrección de la difusa Diotima; mi nombre, que aún dudo, sobre todos, yo, cuál es.

No hay comentarios:

Publicar un comentario