Linkin Park. Requiem. Disponible en: http://www.youtube.com/watch?v=p_QApP7jtbU
Haciendo camino en alguna parte el deseo por una paloma sesgó el cielo. Se gestaba entonces el crepúsculo. Veleidoso, mi pensamiento alzó el vuelo y siguió a la paloma para ver el mundo. Para ver. Y por él vi el tiempo, y el epígono que somos, y el que serán nuestros hijos. Vi una huérfana nostalgia romántica por lo medieval cuando no lo era, y vi también, en la distancia de los tiempos, su reencarnación por el hoy cuando ya no lo sea. Vi lo absurdo de una historia tautológica y la necesidad de una conciencia crítica. Clamé al cielo la resurrección de Ortega un domingo cualquiera, pero entonces vi que el cielo era una hoja de papel sesgada por una paloma enajenada. De su herida llovían serpientes como lágrimas. Una vino a caer a mis brazos y me miró a los ojos con dos ópalos que se querían abrir y dar al mundo lo que guardaban tras de sí. Yo curioseé por la hendidura esperando ver las nueve musas y vi un dios asustado por mil soles.
Fue entonces cuando habló la serpiente, pero su voz no salió de su boca sino que llegó de todas partes y de ninguna. Yo supe que esa voz no había sonado porque no podía ser pretérita. Supe que esa voz sonaba en el profundo lago de la existencia desde los albores de la eternidad y que sonaría hasta el atardecer en el que los tiempos descendieran por el horizonte.
-Sólo es la ilusión de un recuerdo. Como la paloma que ha cortado en dos el cielo.
Pero sus ojos no podían mentir con tanta solemnidad como su voz. Enmascarado de lucidez, la dejé caer porque pensé que la serpiente no era más que un mito desfasado. Incrédulo, observé cómo, tras dar con el suelo, se enroscó sobre sí misma y creció hasta formar un hermoso y cetrino manzano. Como en un sueño en el que olvidas de súbito el pasado fui a coger una manzana que saciara un hambre repentina, pero aquel manzano no las daba. Aquel manzano engendraba espejos. Espejos ovalados que reflejaban el panorama surrealista de mi estancia. Espejos ovalados que reflejaban un pensamiento volar errático tras una paloma alienada. Espejos ovalados que reflejaban la visión de la visión de una visión en la que era yo.
Y me vi. De pie, quieto. Y en mi rostro dos ópalos hendidos. Y en ellos, el fuego de mil soles.
No acabo de entender a dónde quieres llegar a parar. El texto está escrito genial, y me gusta, pero intento llegar lo más hondo, al porqué, a la causa de que te hayas parado a escribirlo, y no llego. La canción, me encanta. Preciosa, ¡y qué decir de la letra!
ResponderEliminarEntender el porqué del texto, tanto de su existencia como de su composición, es entenderme a mí en un día concreto y entender el mismo día en alguien concreto como soy yo. Fue un día muy complejo, tanto por la parte que me toca como por la que me es aún más ajena. Ni siquiera yo sé si entiendo plenamente el texto, porque hacerlo sería entenderme en aquél momento y eso es muy pretencioso. De lo que estoy seguro es de que no entiendo aquél día.
ResponderEliminarY si te dijese cuánto pienso y recuerdo sobre el texto, perdería la magia de la metáfora. Lo único que puedo decir es que la entrada no es solo el texto. También es la imagen, el sonido y la letra del vídeo. La entrada es el sueño reminiscente de un día en su misa de requiem. La huella de otro ocaso* que se escapa.
ResponderEliminarSí, el texto en sí es maravilloso y puede que perdiera su magia si intentaras explicarme ese día. Pero ya me conoces, intento ir siempre a lo más hondo.
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