miércoles, 30 de agosto de 2017

Reversos

Mas arriba es abajo;
la cima, el abismo;
del alma el fondo;
y un páramo es la mía
de pozos, acuchillada,
de sirenas, acechada
que arpones lanzan
cual tirabuzones niñas

y pescado vas
del carrusel a lo profundo
a circular moribundo;
el desagüe de los días

Mas abajo es arriba;
el abismo, la cima;
del fondo el alma;
y un páramo es la mía
de raíces, revestida,
de fuegos, palpitada
que estrellas prenden
cual discurso de reyes

y henchido vas
del páramo a la vista
a desafiar al mundo;
el alfanje de los días




El círculo

Puede decirse que dentro somos espacio. Quiero decir en la mente, en el alma. Ignoro los detalles concretos del mío, cómo se desarrolla ese espacio; y hasta el relieve más o menos general. Aunque sí conozco alguno: pozos hondos y oscuros, cegados por el tiempo o por el alcohol; y remolinos de aguas profundas. Hay también un tiovivo, un carrusel, donde me subo de vez en cuando y no consigo bajar.
Mi alma está infestada de rincones perversos. No puedo vagar tranquilamente por la vida; si me descuido, caigo. Hay espacios más sólidos; praderas de cuento, pistas de baile, playas en verano. Mi paisaje es la sabana africana, con sus días y sus noches, agujereada aquí y allá por madrigueras donde habitan miedos, y reflejada por un lago inmenso donde acechan sirenas que giran. No quiero jugar más.