17. Intersticio.
He terminado, pero no de vomitar. El escozor persiste, junto con la flojera y el calor. No puedo leer. No puedo parar de escribir. Y no tengo nada que decir. Mi cabeza cae, mi ánimo parpadea. Aquí es donde debo estar. En ninguna parte. En todas. En camino.
Tres días en Inverness. Dinámicos, divertidos, agotadores; paseos hacia todas partes. Tranquilidad, como predijo Brian. Pero esta tarde he parado y mi alma ha empezado a agitarse. Estoy cansado. Reisignado, es cierto, pero cansado. Ganas de volver; sólo por cambiar. Es buena seña que "casa" signifique "cambio".
domingo, 29 de septiembre de 2013
viernes, 27 de septiembre de 2013
Denotario 2.
14
Cierto extravió mental. Un "no sé dónde estoy". Inverness, Highlands, Escocia. 14 de septiembre de 2013. Estamos conociendo a Oriol, Barcelona. Ha parado en Inverness de casualidad, cmo nosotros ayer en Aberdeen. Quizá no tan radicalmente casual. Los tres cabizbajos ante nuestros móviles (Guille ríe, al menos), ignorándonos. Oriol piensa en voz alta. Como si le escucháramos. Va de lowcost pero acaba de comprarse unas bambas de 30 libras y unos pantalones en oferta. Y nosotros comiendo mierda.
Cinco minutos para el Barça. Mi cabeza y mi lengua, rara vez descoordinadas, están en baja forma. Pero hoy he disfrutado sintiendo. Sensaciones olvidadas que renacen. El verbo "rise" de por aquí es más preciso.
15
Mañana en Inverness. 15 de septiembre de 2013. Casi escribo diciembre por segundo día consecutivo. No nieva ni hiela, pero hace tanto frío como en España en un par de meses. Mucha humedad; los cristales de las ventanas empañados por dentro; rociados por fuera. Con nosotros queda una chica. Unos veinte años. Guillermo se sienta a mi lado y baja la cabeza, apoyados los codos en los muslos. Invita a partir.
Suena una canción que no conozco. Rock; MacCallums; Inverness; Highlands; Escocia. Acabo de anotar una idea brillante. No sé si inteligente. Pero brillante. Colocar a un equipo pequeño a la altura de los grandes. Idea. (...) No dejarlo, no; como nos ha pasado siempre. Pero de esto ya he escrito en otra nota. He tomado café por segunda vez en lo que va de día. Por primera vez en siete meses. Estoy tranquilo. Este, ninguno, todos, es mi lugar. No sé si terminaré de curarme, pero estoy mejor que allí. Puede que sea una pena. Podría hacer tanto. Haber hecho tanto. Pero en cualquier parte y de cualquier forma. Voy a volver, Guillermo está conmigo. En Escocia.
18
Empiezo a entrar en la nube [como al principio. Uroboros.]. Casi dos días sin dormir. 3000 kilómetros. Y calles, templos, personas. Y reencuentros. Es el viaje más intenso. Me siento diferente, más activo. Más social y humilde. Algo aprendido. Espera una posible eternidad de sueño. Luego Dios dirá y se verá. 18 de septiembre de 2013. No significa nada.
Cierto extravió mental. Un "no sé dónde estoy". Inverness, Highlands, Escocia. 14 de septiembre de 2013. Estamos conociendo a Oriol, Barcelona. Ha parado en Inverness de casualidad, cmo nosotros ayer en Aberdeen. Quizá no tan radicalmente casual. Los tres cabizbajos ante nuestros móviles (Guille ríe, al menos), ignorándonos. Oriol piensa en voz alta. Como si le escucháramos. Va de lowcost pero acaba de comprarse unas bambas de 30 libras y unos pantalones en oferta. Y nosotros comiendo mierda.
Cinco minutos para el Barça. Mi cabeza y mi lengua, rara vez descoordinadas, están en baja forma. Pero hoy he disfrutado sintiendo. Sensaciones olvidadas que renacen. El verbo "rise" de por aquí es más preciso.
15
Mañana en Inverness. 15 de septiembre de 2013. Casi escribo diciembre por segundo día consecutivo. No nieva ni hiela, pero hace tanto frío como en España en un par de meses. Mucha humedad; los cristales de las ventanas empañados por dentro; rociados por fuera. Con nosotros queda una chica. Unos veinte años. Guillermo se sienta a mi lado y baja la cabeza, apoyados los codos en los muslos. Invita a partir.
Suena una canción que no conozco. Rock; MacCallums; Inverness; Highlands; Escocia. Acabo de anotar una idea brillante. No sé si inteligente. Pero brillante. Colocar a un equipo pequeño a la altura de los grandes. Idea. (...) No dejarlo, no; como nos ha pasado siempre. Pero de esto ya he escrito en otra nota. He tomado café por segunda vez en lo que va de día. Por primera vez en siete meses. Estoy tranquilo. Este, ninguno, todos, es mi lugar. No sé si terminaré de curarme, pero estoy mejor que allí. Puede que sea una pena. Podría hacer tanto. Haber hecho tanto. Pero en cualquier parte y de cualquier forma. Voy a volver, Guillermo está conmigo. En Escocia.
18
Empiezo a entrar en la nube [como al principio. Uroboros.]. Casi dos días sin dormir. 3000 kilómetros. Y calles, templos, personas. Y reencuentros. Es el viaje más intenso. Me siento diferente, más activo. Más social y humilde. Algo aprendido. Espera una posible eternidad de sueño. Luego Dios dirá y se verá. 18 de septiembre de 2013. No significa nada.
Espejos
Sin historia.
Un tigre dentro de otro tigre dentro de una carpa dentro de una granada, como un juego de muñecas borgiano, por el tigre, por la infinitud y por la repetición; por el aleph que sugiere, acaso representa, del mundo que es pañuelo según la calle y en el que todo es hilo de la incierta red que es todo. Por ejemplo: una palabra extraña escrita en un libro que se refleja en un cartel, como en un espejo. O una amapola de crisálida que antecede apenas a una amapola de bancal, casuales, coincidentes, deslumbrantes. Y que "no existe", "esa ya no existe". ¿Por qué esas palabras?
Un tigre dentro de otro tigre dentro de una carpa dentro de una granada, como un juego de muñecas borgiano, por el tigre, por la infinitud y por la repetición; por el aleph que sugiere, acaso representa, del mundo que es pañuelo según la calle y en el que todo es hilo de la incierta red que es todo. Por ejemplo: una palabra extraña escrita en un libro que se refleja en un cartel, como en un espejo. O una amapola de crisálida que antecede apenas a una amapola de bancal, casuales, coincidentes, deslumbrantes. Y que "no existe", "esa ya no existe". ¿Por qué esas palabras?
Denotario
9 de agosto de 2013.
Cuando ya no quedan ni las ruinas del futuro preparado y solo el desierto de la Calle del Desierto.
15 de agosto de 2013.
Me parece como si todo lo consecuente a la infancia fuera apenas una sombra nostálgica, como si todas las cosas degeneraran con el nacimiento del pasado. Mi garganta rebosante de lágrimas pide nacer en otro lugar con otra infancia que nunca crezca.
Cuando ya no quedan ni las ruinas del futuro preparado y solo el desierto de la Calle del Desierto.
15 de agosto de 2013.
Me parece como si todo lo consecuente a la infancia fuera apenas una sombra nostálgica, como si todas las cosas degeneraran con el nacimiento del pasado. Mi garganta rebosante de lágrimas pide nacer en otro lugar con otra infancia que nunca crezca.
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